Conducción de ambulancias en situaciones adversas: lluvia, hielo, nieve, viento, etc.

 

Cualquier movimiento en un vehículo es originado por nuestras acciones al conducirlo. El técnico de emergencias sanitarias que lleva la ambulancia ha de ser consciente  de una conducción adecuada de la misma. No solo está en juego la vida de los pacientes que se transporta sino de todo el equipo humano y material que forma parte de la ambulancia.

Ambulancias los Carmenes en Granada, las precauciones a tener a la hora de conducir una ambulancia en condiciones adversas:

-Aquaplaning. Se produce cuando el vehículo  atraviesa una carretera a cierta velocidad y esta está cubierta de agua. Las ruedas no pueden evacuar toda el agua y se forma una película entre el asfalto y el neumático. Y este deja de estar en contacto con el suelo, el conductor entonces pierde el control del vehículo.  Para evitar el aguaplaning  se ha de sujetar el volante con fuerza y quitar el pie del acelerador. Así conseguiremos que la ruedas se adhieran al asfalto.

-Sobreviraje y subviraje, según si el vehículo tiene tracción trasera o delantera. En el sobreviraje,  las ruedas traseras tienen menos tracción que las delanteras. Origina que al entrar en una curva  la parte posterior de deslice de forma lateral pudiendo producir un trompo. Para evitarlo hay que contravolantear. Girar el volante poco a poco y así se podrá dirigir el vehículo  en sentido contrario de la curva. También ayuda air desacelerando de forma progresiva. En el subviraje, Las ruedas delanteras tienen más tracción que las traseras. Si el vehículo entra a gran velocidad en una curva,  las llantas delanteras pierden adherencia, y seguirá de frente. Para evitarlo debemos reducir la velocidad antes de entrar en la curva. Así desplazaremos el peso del vehículo sobre el eje delantero y las ruedas ganarán adherencia.

-Conducción en carreteras nevadas o congeladas. En estos casos el vehículo pierde adherencia. El uso del volante, cambio de marcha, acelerador  y freno ha de ser de forma suave. En pendientes ascendentes, la aceleración se hará suave y usando marchas largas. En pendientes descendentes, usar el freno lo menos posibles y la marcha más corta.