Al transportar a un paciente en ambulancia lo sometemos a condiciones diferentes y fisiopatología ya que su cuerpo no está en reposo. Por tanto, el transporte genera alteraciones en el cuerpo de los transportados.

La primera alteración que sufre un paciente al introducirlo en una ambulancia es de tipo psicológico. Sufre impacto psicológico. Esto puede ser debido a:

  • Temor a como está, al pronóstico que presente.
  • Ansiedad que le provoca ser el paciente
  • Ambiente y sonido que provoca la ambulancia.
  • Sensación de velocidad de la ambulancia.
  • Leguaje del personal a bordo de la ambulancia.
Todo este impacto se pude ir controlando a medida que se le explique al paciente lo que está ocurriendo. Y decisiones a tomar al respecto.

Otro elemento a considerar como fisiopatología es la cinetosis. Se trata los movimientos propios del vehículo, en este caso la ambulancia. La cinetosis se produce cuando el paciente se expone a movimientos en dos o más direcciones de forma simultánea. Pueden ser controlado por el técnico, conduciendo con prudencia y regularidad. Dependiendo del tipo de paciente y del tiempo en el recorrido puede usarse una medición correctora del movimiento. Así como evitar carreteras en mal estado o con muchas curvas.

La temperatura. Es un elemento que puede provocar alteraciones fisiológicas. Un ambiente frio puede favorecer la hipotermia en pacientes críticos por ejemplo. Un ambiente cálido favorece la vaso-dilatación y el incremento del sudor y puede desembocar en una sensación de agobio. También pueden favorecer a la aparición de infecciones. Por tanto, que la ambulancia de tener un sistema de control de temperatura adecuado.

Las vibraciones y el ruido. También provocan alteraciones fisiológicas. Las vibraciones se pueden compensar con un sistema de amortiguadores en condiciones. El ruido, en le caso de la sirena solamente llevarla en los momentos necesarios.

Si el técnico conduce de forma en la que no se produzcan aceleraciones y desaceleraciones, podría repercutir de forma muy negativa para el paciente. Así le provocaría el desplazamiento de líquidos y masas que redundarían en la alteración de la presión arterial. Para evitar en mayor medida esto, el paciente debe ser atado con el cinturón de seguridad a la camilla.