Los Técnicos de Emergencias Sanitarias de Estados Unidos se enfrentan a una epidemia de salud Pública por opiáceos.
Una epidemia de opiáceos golpea a Estados Unidos. Desde hace 15 años, las sobredosis de opiáceos se han incrementado de forma alarmante. Tal es así que el número de muertes por sobredosis de ha superado con creces al de accidentes de tráfico. Además, dentro de estas estadísticas nos podemos encontrar que las sobredosis en numerosos casos son por analgésicos opiáceos recetados legalmente. El resto de sobredosis han sido fundamentalmente por consumo de heroína.
Qué son los opiáceos
Los opiáceos existen desde hace mucho tiempo. Tienen su origen en las semillas de las adormideras. Farmacológicamente su uso ha sido como droga. En 1806 un químico alemán logró aislar el opio en su forma pura y se le denominó morfina. En la actualidad, es posible obtener opiáceos de forma sintética, en algunos casos, con casi los mismos efectos que la morfina.
La conexión que tienen con el cerebro es similar a las que producen el placer de comer o de las relaciones sexuales. Los opiáceos cuando son recetados son para combatir el dolor. Cuando estos se consumen para producir placer es cuando se produce la adicción.
Efectos de los opiáceos
El abuso puede provocar en ocasiones efectos mortales. Ente el 38 y el 68% de la población americana ha sufrido al menos una sobredosis, con resultado de muerte el 3%. Como estas muertes no ocurren de forma instantánea, una respuesta rápida es fundamental para prevenir el paro respiratorio. Estas muertes pueden evitarse cuando se administre el fármaco naloxona en el momento adecuado porque evita el paro respiratorio.
La noloxona es un fármaco que actúa muy rápidamente, y su efecto dura unos 30 minutos, tiempo en que debe aparecer la asistencia sanitaria. Transcurrido este tiempo los efectos vuelven a aparecer. La noloxona puede provocar en el paciente un efecto de euforia como el de los opiáceos. Hay que tener cuidado con las reacciones de los pacientes ante la administración de este medicamento. Algunas veces reaccionan de forma eufórica y no agradecidos por ayudarlos a respirar adecuadamente.
La noloxona puede administrase vía intramuscular, subcutánea, intravenosa y la más actual intranasal. La cantidad a administrar tienen que ser la adecuada aun así este medicamento puede tener efectos secundarios. Estos efectos pueden ser: dolor torácico, convulsiones, náuseas, vómitos, taquicardias. Aumento de la presión arterial, etc. Aquellas personas que son alérgicas al fármaco presentan los síntomas propios de las alergias. Tipo: respiración dificultosa, uticaria, enrojecimiento de la piel, hinchazón de lengua, labios o cara. Para aquellas personas que dependen físicamente de los opiáceos, la noloxona les puede provocar síndrome de abstinencia.
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